Aquí observamos esa situación a través de la figura de Norma Desmond, una inconmensurable Gloria Swanson que casi se interpreta a sí misma. En efecto, Norma Desmond es una estrella del cine mudo en decadencia, que vive recluida en su casa de Sunset Boulevard, a salvo de la realidad, preparando su más que hipotético regreso al cine. En esta circunstancia aparece en su casa un buen día un joven guionista con algún que otro problema económico, del que Norma se vale para volverse a sentir joven y, por lo tanto, tener esperanzas de volver a ser la que era. Mientras tanto él se deja querer por un módico precio, porque todo en Hollywood tiene un precio.
La película es soberbia, pero la interpretación de Swanson es lo que la hace redonda, junto con la especial perspectiva del narrador (no digo más porque puedo hacer un spoiler de dimensiones industriales). La escena final es de antología y nunca podréis olvidar esa mirada tan expresiva, que deja entrever la locura y la derrota a partes iguales.
Grandísimo ejercicio de crítica feroz contra la industria del cine, firmado por uno de sus alumnos destacados.
“Muy bien, Mr. Demille, estoy lista para mi primer plano”.
4 comentarios:
¿¿Estás preparada para que este sea tu único comentario?? Vaya milonga has puesto...
Jajaja! Esto lo hago por amor al arte! Tengo asumido que los clásicos no tienen tirón... :(
pues a mi me fascina este gran ejemplo de cine que habla del cine, y con muchas, muchas escaleras como auto-homenaje al cine de los grandes estudios. Uno de los clásicos a recordar.
Los años de papel te vuelven a enredar como a Norma Desmond en Sunset Boulevard (8) nananana.
Publicar un comentario